Las claves de la Guía de intrusión de vapores de hidrocarburos de Catalunya

Litoclean ha sido una de las empresas que ha trabajado en la redacción del documento y te resume los puntos principales a tener en cuenta.

NÚRIA RASÓS, MARC MEDINA, SONIA BALUK

La Agència de Residus de Catalunya (ARC) ha publicado recientemente la Guía de intrusión de vapores de hidrocarburos derivados del petróleo en espacios interiores, que recoge las pautas y los criterios a aplicar en la valoración de estos casos desde el punto de vista del riesgo para la salud humana descritos en el Real Decreto 9/2005 de suelos contaminados.

Para la elaboración de la guía, la ARC ha contado con la colaboración de tres empresas expertas, entre las que se encuentra Litoclean, que hemos trabajado de manera conjunta para establecer una adecuada valoración de la intrusión de vapores de HCP.

El documento sirve como herramienta en la toma de decisiones por parte de promotores, titulares de actividades potencialmente contaminantes del suelo, consultorías y personal técnico de las administraciones competentes.

¿Qué es la intrusión de vapores?

Antes de explicar cuáles son los puntos clave de esta guía, es importante describir a qué nos referimos cuando hablamos de intrusión de vapores.

La intrusión de vapores es la migración de compuestos orgánicos volátiles (COV) desde el suelo hasta el interior de edificios y espacios cerrados próximos. Es decir, se trata del proceso a través del cual los vapores provenientes del suelo o las aguas subterráneas llegan a los edificios cercanos y contaminan el aire interior, poniendo en riesgo la salud de quienes ocupan estos espacios.

De forma general, los componentes clave en los procesos de intrusión de vapores de hidrocarburos (IVH) incluyen los aromáticos volátiles o BTEX, los hidrocarburos no específicos clasificados en grupos de TPH según el tipo y el rango de carbonos (aromáticos de C8 a C16 y alifáticos de C6 a C16) y los aditivos potenciales volátiles, como MTBE i ETBE en el caso de la gasolina.

A continuación, indicamos los puntos clave de la guía, que pasan por la primera valoración para decidir si hay que hacer un estudio detallado, la metodología y estrategias del muestreo de los vapores, la interpretación de los resultados obtenidos y las directrices principales para los planes de actuación y los programas de control.

Estudio preliminar y Modelo conceptual del emplazamiento (MCE)

El Modelo conceptual del emplazamiento (MCE) es una parte fundamental dentro del proceso de evaluación de la intrusión de vapores. Tiene por objeto integrar la información disponible poniendo énfasis en las relaciones en el espacio y el tiempo entre las fuentes de impacto y los receptores potenciales. El MCE se tiene que ir actualizando con la adquisición de nuevos datos a lo largo de las diferentes fases de investigación.

En la guía encontramos los aspectos mínimos que ha de incluir el MCE para poder definir si hay una ruta completa para la intrusión de vapores, es decir, si el receptor puede estar expuesto a los vapores procedentes de contaminación en el suelo.

En el estudio preliminar, con el MCE será necesario valorar si puede haber riesgos inmediatos que requieran actuaciones de emergencia, definir las zonas de influencia a considerar en la IVH y valorar si el impacto de vapores en el subsuelo es significativo en relación con el riesgo.

Evaluación detallada (muestreo de vapores)

La evaluación detallada se fundamentará en la obtención de datos directos de vapores. Las medidas pueden incluir la toma de muestras del aire del suelo, de vapores bajo losa y de aire en espacios interiores. Estas medidas se pueden complementar con otras estrategias o técnicas de estudio, como estudios pasivos de vapores, ensayos de vacío, emisiones superficiales, etc.

En la guía se habla de los diferentes tipos de muestreos, así como de los criterios generales y las pautas básicas para llevarlos a cabo. También encontramos una tabla con el número de puntos de muestreo recomendables en función de la superficie del espacio interior que esté dentro del área de influencia según las distancias de separación lateral y vertical, así como el número de campañas según resulte el Margen de Seguridad (MS), que es la relación entre la concentración máxima admisible y la concentración máxima estimada o medida en el aire interior.

Interpretación de resultados

Antes de interpretar los resultados obtenidos, es necesario valorar si los datos disponibles son válidos, representativos y suficientes para evaluar el proceso de intrusión de vapores. De ser así, la interpretación de los datos sigue normalmente una de las siguientes pautas:

  • Comparación con concentraciones o niveles genéricos de calidad del medio muestreado (en nuestro país no se han publicado hasta ahora niveles genéricos de vapor de suelos ni límites de concentración en el suelo y en las aguas subterráneas específicos para los procesos de IVH).
  • Aplicación de un factor de atenuación genérico en las concentraciones máximas detectadas en el aire del subsuelo para obtener las concentraciones en el aire interior y, posteriormente, compararlas con las concentraciones máximas admisibles en el aire interior.
  • Aplicación de un modelo matemático para derivar las concentraciones en el aire interior a partir de resultados obtenidos en diferentes medios, teniendo en cuenta las características más específicas del emplazamiento.

Plan de Actuación y Seguimiento

En caso de que se confirme la presencia de IVH y que esta suponga un riesgo no aceptable para la salud humana, se deben implementar medidas de actuación y seguimiento que pueden definirse siguiendo diferentes estrategias, como acciones de recuperación del subsuelo, actuaciones de mitigación o controles institucionales. La selección de la estrategia de actuación se lleva a cabo en función del emplazamiento, el objetivo a conseguir y el tipo de soluciones que se han de implementar, como se detalla en el documento.

Una vez dadas por finalizadas las actuaciones de recuperación y de control de IVH se ha de implementar el plan de seguimiento, cuyo objetivo es llevar a cabo un control sobre la calidad del suelo que garantice que las medidas adoptadas aseguran un nivel de riesgo admisible y son permanentes en el tiempo.

Tanto el plan de actuación como el de seguimiento han de ser aprobados por la Agència de Residus de Catalunya.