El Director de Proyectos de LITOCLEAN repasa uno de los casos de remediación más complejos de gestionar a los que se ha enfrentado.
Los profesionales de la remediación de suelos afrontan a diario a casos de tipología muy diversa, pero aquellos que pueden poner en peligro la salud de las personas son los más delicados. La capacidad de reacción para tomar las decisiones adecuadas y ponerse en marcha en tiempo récord es la clave para solucionar el problema y minimizar el peligro. En esta gestión de urgencia tiene experiencia Javier Cortón, Director de Proyectos de LITOCLEAN en las oficinas de A Coruña, que recuerda uno de los trabajos más complejos a los que ha hecho frente y cómo logró resolver con éxito el caso.

– Un día te llaman y te cuentan que se ha detectado una contaminación en una estación de servicio que está afectando a los huertos de los vecinos. ¿Qué es lo primero que piensas?
Que hay que actuar inmediatamente, se trata de una urgencia. Cuando puede haber riesgo para las personas se te remueve más aún la conciencia social, así que hay que actuar cuanto antes para evitar que esta gente pueda llegar a sufrir algún perjuicio a raíz de este episodio.
– ¿Cómo os ponéis en marcha?
Lo primero que hacemos es crear un gabinete de crisis y valorar internamente la capacidad que teníamos para dar respuesta inmediata por lo que a recursos humanos y materiales se refiere. La solución debe tener en cuenta, además de salvaguardar o evitar impactos negativos a la salud de los vecinos y minimizar efectos colaterales al medioambiente, por lo que las técnicas elegidas deben ser sustentables. Tras esta valoración, asumimos el encargo en cuestión de horas.
– Respondéis rápidamente a la llamada de emergencia pero, pese a las prisas, es importante tomar las decisiones correctas. ¿Cómo se gestiona esto?
Dividimos el caso en fases. La primera fase era urgente e inminente y consistía en contener el avance de afección hacia las parcelas de los vecinos para controlar el posible impacto y calmar la alarma generada. La siguiente fase requería de más planificación, así que nos centramos en la primera y decidimos empezar con una actuación que generase una barrera a la migración de la afección hacia parcelas colindantes, con la instalación de un sistema de bombeo, creando una barrera hidráulica y pozos de bombeo en el límite de la parcela. Para ello, se utilizaron equipos portátiles, como por ejemplo grupos electrógenos ante la falta de suministro eléctrico en la zona de trabajo. En un fin de semana conseguimos movilizar el material y los profesionales necesarios y controlar la situación.

– Antes hablabas de conciencia social. ¿Os tocó hacer también el papel de mediador con los vecinos, en cierta manera?
Sí, fue un extra añadido a la propia gestión del caso. Se acercaban, te preguntaban… estaban preocupados y lo comprendes. Normalmente no nos toca lidiar con estas situaciones, pero en este caso intentabas transmitir calma, explicarles que estábamos allí para ayudar y que todo se iba a solucionar. A los pocos días, la alarma social se relajó.
– A partir de ahí, aún quedaba mucho por hacer.
Sí, se comenzó con una mayor caracterización de la afección dentro de la zona de instalaciones, para desarrollar e implementar el sistema de remediación acorde al emplazamiento. Se prepararon los equipos, aumentando los esfuerzos para poder montar un módulo de remediación acorde al tipo de emplazamiento lo antes posible. Para ello se tuvo en cuenta la gran superficie de la estación de servicio, la cercanía de viviendas y la zona de instalación del módulo. Tras 24 meses de intenso trabajo, se alcanzó un óptimo estado analítico de las aguas subterráneas, cumpliendo con creces los objetivos que se habían marcado con el cliente y la administración.
– ¿Es el caso más difícil al que te has enfrentado?
En términos de gestión, sí, por la urgencia, la necesidad de poner en marcha en dos días un trabajo que en otras circunstancias hubiera tardado varios meses, y por la conciencia social y medioambiental que se activa a la máxima potencia al presentarse una situación de potencial riesgo para las personas.
– ¿De qué estás más satisfecho?
De la reacción de todo el equipo de LITOCLEAN y de haber respondido a la confianza que el cliente depositó en nosotros con esa llamada. Conseguimos controlar el incidente, primero, que era lo primordial, y obtuvimos grandes resultados al final de todo el proceso, incluso el departamento de medio ambiente de la administración pública encargada de la supervisión del proyecto realizó varias visitas utilizando el emplazamiento como un caso de buena praxis, alabando la gestión realizada. Es para estar orgulloso.