El Gerente General de LITOCLEAN Perú explica la necesidad de atender a los aspectos biológicos, sociales y logísticos en los trabajos de investigación y remediación de suelos en territorio peruano.
Los proyectos de investigación y remediación de suelos son diferentes dependiendo del territorio en el que se llevan a cabo, por eso es importante conocer bien el país en el que se trabaja y sus características. LITOCLEAN ha desarrollado proyectos en muchos y diversos lugares y tiene sedes en países tan distintos como España, Perú o México, por lo que sabe gestionar los requisitos de cada proyecto adaptándose a la región en la que se encuentra.
Albert Tasias Francí es el Gerente General de LITOCLEAN en Perú, donde lleva más de siete años trabajando. Antes de cruzar el charco, pasó tres en la oficina de Barcelona como Responsable de Remediaciones. Conoce las particularidades de cada lugar y los aspectos a tener en cuenta antes de arrancar un proyecto en un contexto o en otro. “Entender y aprender” son la clave de la adaptación a cada entorno.
– ¿Qué es lo primero que se aprende en Perú?
Que el Perú no es uno solo, son varios. Allí dividen el país entre costa, sierra y selva y cada escenario es distinto para trabajar. Y, después, que en los proyectos de investigación y remediación de suelos hay que atender a muchos más aspectos de los que están acostumbrados en Europa.

– ¿El entorno es la gran diferencia?
Sí, y todo lo que ello conlleva. En España se trabaja habitualmente en entornos industriales y en el Perú la mayoría de las veces se hace en plena naturaleza, teniendo en cuenta, además, la riqueza biológica de la zona. Esto trae consigo, por una parte, la necesidad de tener en cuenta los aspectos biológicos y sociales del proyecto y, por otra, que la logística sea totalmente diferente. Requieres de una visión poliédrica para abordarlos.
– ¿A qué te refieres cuando hablas de aspectos sociales?
El concepto de territorialidad es diferente, en las zonas en las que trabajamos habitan comunidades nativas con las que has de hablar antes de poder hacer nada allí. Esta gestión social no existe en países como España, pero allí es muy importante y necesaria. Lo primero que hay que hacer es pedir permiso a las comunidades antes de ir; luego haces un primer viaje en el que te presentas para que sepan a qué vas a trabajar; seguido de esto, acuerdas con ellos en qué términos va a participar la comunidad y solamente después de esta negociación van los equipos de trabajo.
– Perú es uno de los países con mayor diversidad biológica del mundo, ¿hasta qué punto importa en vuestros proyectos?
Tiene prácticamente el mismo peso que el aspecto de suelos y aguas. La contaminación se evalúa desde el punto de vista de cómo puede afectar al receptor humano, que es el contexto habitual en España, pero en países como Perú el receptor natural es un aspecto igual de importante que los demás para ser evaluado.

– Teniendo en cuenta todo esto, los equipos de trabajo se multiplican.
Lo que en España sería enviar a un técnico con un ayudante a hacer un trabajo, allí para que ese mismo técnico con ese ayudante trabajen necesitas un equipo de gente mucho más grande. Va un enfermero o un médico, según lo aislado que estés, porque te puede pasar cualquier cosa, como que te pique algún bicho, y necesitas asistencia en el momento; va una persona responsable de seguridad, que vigila que los traslados y el trabajo en campo se hagan con las precauciones necesarias; va un grupo de apoyo que se encarga de trasladar las muestras; en algunos proyectos, van los campamenteros para armar un campamento en medio de la selva; va un relacionista comunitario para tratar con las comunidades y va un equipo de biólogos, cada uno de su especialidad. Para que trabajen una o dos personas en lo que es estrictamente técnico, puedes sacar una brigada de campo de unas 10 o 12 personas. Esto exige una planificación mucho mayor de la que se hace en España.
– Trabajar en medio del Amazonas, por ejemplo, también requiere una planificación del transporte.

Trabajamos en sitios contaminados en los que el acceso es verdaderamente complicado, puedes tardar cuatro días en llegar al punto donde se ha de trabajar y por el camino has tenido que coger aviones, coches, embarcaciones, has tenido que caminar, coger una avioneta y volver a caminar. Y esos cuatro días se han de deshacer mínimo un par de veces por semana para llevar las muestras. En campañas de campo largas pasamos hasta 30 días seguidos trabajando.
– ¿Es Perú tierra de oportunidades en el ámbito de la investigación de suelos?
Totalmente, cuando llegué desde España, que estaba inmersa en una crisis, me encontré un país lleno de oportunidades. Allí había muchas cosas por hacer, tanto desde el punto de vista ambiental como desde el punto de vista de desarrollo del país y hoy en día las sigue habiendo. Es un reto y un aprendizaje constante.
