Un informe de Naciones Unidas alarma sobre la contaminación del suelo

La administración y la industria trabajan en España para evitar la degradación de la tierra y recuperar los terrenos afectados.

Un informe de la FAO (Agencia de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) denuncia que un tercio de los suelos del mundo están degradados y advierte de la falta de conciencia sobre la contaminación de la tierra, pese a su relación directa con la alimentación y la salud humanas.

“La contaminación de los suelos afecta a la comida que comemos, el agua que bebemos, el aire que respiramos, y la salud de nuestros ecosistemas”, declaró la Directora General Adjunta de la FAO, Maria Helena Semedo, al inicio del simposio, celebrado este mes de mayo y en el que se presentó este estudio. “El potencial de los suelos para hacer frente a la contaminación es limitado y, por eso, la prevención de la contaminación de los suelos debería ser una prioridad en todo el mundo”, añadió.

El informe, bajo el título “La contaminación del suelo: una realidad oculta», apunta que existen prácticas agrícolas inadecuadas que degradan los suelos, como, por ejemplo, un uso abusivo de pesticidas y agroquímicos, vertidos incontrolados de basura, abonos o aguas residuales, malas prácticas en el tratamiento de residuos…

El estudio de Naciones Unidas alerta que, aunque la intensificación agrícola, la producción industrial y la urbanización prosiguen a un ritmo rápido, hasta ahora no se ha realizado una evaluación sistemática del estado de la contaminación del suelo a nivel mundial. Los análisis que se han llevado a cabo se han limitado en su mayoría a las economías desarrolladas, donde existe más control y concienciación, y los datos arrojados son preocupantes. Por ejemplo, en China, el 19% de la tierra cultivable está contaminada con sustancias como cadmio, níquel o arsénico, en la Zona Económica Europea y en los Balcanes occidentales existen 3 millones de lugares contaminados, y en Estados Unidos, 1.300 localidades sufren un elevado índice de polución.

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En un reciente artículo del diario El País, la Sociedad Española de la Ciencia del Suelo opina que en Europa hay avances aceptables, pero lamenta que se ha descartado elaborar una directiva para proteger los suelos como la que se hizo para cuidar las aguas, en esa línea de olvidarse de la tierra. También considera que hay distintos tratados y convenciones internacionales, aunque de efectividad limitada. En muchos casos, porque los países ni siquiera tienen datos ni capacidad efectiva para hacer cumplir las regulaciones al respecto o para tratar los residuos y vertidos correctamente.

Buenas perspectivas 

Ante esta situación, LITOCLEAN, consultoría experta en la descontaminación de suelos, observa que afortunadamente las cosas han cambiado y que se actúa con mayor responsabilidad.

El director de proyectos de LITOCLEAN, Carlos Herrarte, afirma que “se están haciendo bien las cosas en esta materia, aunque está claro que todo puede ser mejorable”. Para Herrarte, si bien no existe una directiva europea específica sobre suelos, al controlarse la contaminación de las aguas, automáticamente se está cuidando también del suelo; puesto que si uno está alterado afecta al otro. Además, Herrarte puntualiza que la legislación española dispone de un apartado específico dedicado a los suelos y que la Ley de Responsabilidad Medioambiental recoge cualquier daño contra el entorno natural, lo que incluye la tierra. En definitiva, para Herrarte, “sí que se hacen acciones para proteger y restaurar suelos por parte de la administración y las industrias en España, aunque es un tema desconocido para la mayoría de la opinión pública”. El director de proyectos de LITOCLEAN opina que la complejidad tanto para identificar un suelo contaminado como para repararlo dificulta el abordaje de esta temática, por lo que “se necesitan expertos que hagan un buen control y una adecuada gestión del suelo y aguas”.

Herrarte recuerda que hasta hace relativamente poco, en los años cincuenta, el suelo se utilizaba como un vertedero y se consideraba buena práctica medioambiental enterrar en el suelo substancias inflamables. A partir del 2005, con la aprobación del Real Decreto 9/2005 por el que se establece la relación de actividades potencialmente contaminantes del suelo, en España se ha avanzado de manera notable en esta materia. Así que “somos una industria joven”, señala el director de proyectos de la consultora medioambiental experta en descontaminación de suelos, que quiere destacar el camino recorrido en pocos años.