A diez años de la adopción de la Agenda 2030 de Naciones Unidas y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, el escenario internacional presenta luces y sombras. La pandemia de la COVID-19, los nuevos conflictos armados como la invasión rusa a Ucrania, gobiernos de grandes potencias con posiciones opuestas y la situación crítica en Gaza han generado retrocesos en varios frentes, afectando especialmente a los ODS vinculados con la paz, la salud y la equidad.
Sin embargo, también hay señales de avance. En el ámbito energético, Europa ha logrado una transformación significativa: la matriz energética ha pasado de ser un 70% de origen fósil a cerca del 30%, mientras que las energías renovables han crecido del 20% al 47%. Este cambio demuestra que, incluso en contextos adversos, el progreso es posible cuando se combinan innovación, inversión y políticas públicas efectivas.
En este terreno, la Agencia Internacional de la Energía (IEA) respalda esta tendencia en su informe Renewables 2025. Analysis and forecast to 2030, que proyecta un crecimiento sostenido de las energías renovables en los próximos años. En el caso de la Unión Europea, el escenario acelerado muestra un potencial de crecimiento adicional del 30%, acercando a la región al cumplimiento de los objetivos del plan REPowerEU.
«Estamos ante un contexto global complejo, pero con avances significativos que demuestran que el progreso sostenible es posible. Estos avances evidencian que los Objetivos de Desarrollo Sostenible no solo son alcanzables, sino que requieren una acción decidida, multisectorial y basada en evidencia», destaca Sonia Baluk, directora de Sostenibilidad de Litoclean.
¿Qué rol tienen las pymes en la sostenibilidad?
Existe una percepción extendida de que las pequeñas y medianas empresas (pymes) tienen una capacidad limitada para incidir en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Esta visión, sin embargo, constituye una barrera autoimpuesta, generalmente derivada de la falta de información estratégica o del desconocimiento sobre el alcance real de sus decisiones operativas.

En el caso de España, las pymes representan más del 97 % del tejido empresarial y generan cerca del 70 % del empleo. Su peso económico y social las convierte en actores clave para la transformación sostenible. Ignorar su potencial es subestimar una fuerza colectiva capaz de generar impactos significativos.
El impacto de una única botella de plástico mal gestionada, abandonada en la playa, puede parecer insignificante, pero si se repite, el impacto ambiental negativo se vuelve crítico y visible. Del mismo modo, las decisiones empresariales orientadas a la sostenibilidad —aunque parezcan menores— pueden desencadenar beneficios concretos y de gran alcance, especialmente cuando se integran de forma consistente en la operación diaria.
No incorporar criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) puede traducirse en desventajas competitivas: menor acceso a financiación, dificultades para atraer y retener talento, pérdida de oportunidades comerciales y reducción del valor reputacional.
Además de su impacto directo, las pymes desempeñan un papel fundamental en la cadena de valor de sectores estratégicos. Como proveedoras, subcontratistas o distribuidoras, sus prácticas influyen directamente en la sostenibilidad de grandes empresas y en el cumplimiento de estándares internacionales. La trazabilidad, la circularidad y la eficiencia energética no pueden lograrse sin su implicación activa.
Integrar criterios ASG en las pymes no solo fortalece su competitividad, sino que también mejora la resiliencia de toda la cadena de suministro. Las grandes corporaciones, cada vez más sujetas a regulaciones y exigencias de transparencia, dependen de las empresas proveedoras —muchas de ellas pymes— adopten prácticas responsables.
Reconocer el rol estratégico de las pymes en la Agenda 2030 implica dotarlas de herramientas, conocimiento y acompañamiento técnico para que puedan integrar la sostenibilidad como parte de su modelo de negocio. No se trata solo de cumplir con estándares: se trata de construir resiliencia, generar valor y contribuir activamente a un futuro más justo y sostenible.
¿Cómo responder al escepticismo y evitar el greenwashing?
«Invertir en sostenibilidad no es filantropía, es estrategia empresarial», acentúa Sonia Baluk.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) no son una tendencia pasajera, sino una hoja de ruta global respaldada por marcos normativos, exigencias del mercado y expectativas sociales cada vez más claras. Las pymes pueden y deben ser parte activa del cambio.
Cada acción cuenta: desde cómo se contrata, se produce y se comunica. Actuar hoy es asegurar reputación, competitividad y futuro. Las nuevas generaciones valoran las empresas responsables, y el coste de rotación de talento —especialmente alto en pymes— puede reducirse significativamente cuando se integran criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) de forma coherente.
El escepticismo suele surgir cuando los compromisos no se traducen en acciones verificables. Por eso, evitar el greenwashing implica adoptar una postura transparente, basada en datos, evidencias y mejora continua. La sostenibilidad exige congruencia entre lo que se dice y lo que se hace, tanto en la operación como en la comunicación.
El greenwashing tiene consecuencias graves: pérdida de credibilidad, daño reputacional, penalizaciones regulatorias y exclusión de oportunidades comerciales. En un entorno empresarial cada vez más interconectado, las empresas que no demuestran compromiso real corren el riesgo de quedar fuera de cadenas de valor sostenibles, de perder acceso a financiación responsable y de ver afectada su licencia social para operar.
Responder al escepticismo no requiere grandes campañas, sino decisiones consistentes, indicadores claros y voluntad de mejora. La sostenibilidad no se declara: se demuestra.

¿Existe una ruta clara para las pymes europeas?
En julio de 2025, el EFRAG (Grupo Asesor Europeo en Información Financiera) publicó la Recomendación de informes voluntarios de sostenibilidad para pymes, una herramienta diseñada para facilitar la integración de criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) en empresas de menor tamaño.
Este marco permite a las pymes presentar informes, adaptándose a distintos niveles de madurez y recursos. Su principal ventaja es la reducción de la carga administrativa asociada a responder individualmente a cada cliente que solicita evidencia de compromiso sostenible. Al estandarizar la información, se mejora la transparencia, se fortalece la confianza entre partes, y se facilita el acceso a financiación sostenible.
Además, esta recomendación contribuye a alinear a las pymes con las exigencias de sostenibilidad que ya aplican a empresas de mayor tamaño, especialmente en el contexto de las cadenas de valor. Al adoptar este marco, las pymes no solo responden a demandas crecientes del mercado, sino que también refuerzan su competitividad y posicionamiento estratégico en sectores cada vez más regulados y orientados a la sostenibilidad.
ODS y sostenibilidad aplicada: el enfoque de Litoclean
En nuestra compañía, la sostenibilidad se traduce en acciones concretas alineadas con varios Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), integradas en el core business de nuestra actividad técnica, estrategia e identidad. “Porque la sostenibilidad no se declara: se demuestra”, Sonia Baluk
ODS 3 – Salud y bienestar
La descontaminación de suelos, aguas y aire tiene un impacto directo en la salud pública. Reducir la exposición a contaminantes ambientales contribuye a prevenir enfermedades, mejorar la calidad de vida y proteger ecosistemas vulnerables. Pero vamos más allá, al elegir soluciones de descontaminación, además de evaluar aquellas que resulten de máxima eficacia, valoramos la resiliencia y sostenibilidad de nuestras remediaciones, evaluadas bajo criterios ambientales, sociales, de gobernanza (ASG) y resiliencia climática, con el objetivo de generar entornos más seguros para las personas y el planeta.
ODS 9 – Industria, innovación e infraestructuras
Contamos con el Centro de Innovación Litoclean en Rubí, equipado con laboratorio de tratabilidad de muestras, donde se diseñan y ensamblan los módulos de remediación que se instalan en los emplazamientos a descontaminar. Siempre que sea la opción más eficiente, se priorizan soluciones naturales como la biorremediación y la fitorremediación. Además, impulsamos nuestra transformación digital mediante la creación de un comité de inteligencia artificial, entrenando sistemas para optimizar procesos técnicos, digitalizar operaciones y mejorar la gestión de datos recogidos en campo. Esta integración tecnológica se alinea con las proyecciones del sector energético hacia 2030, reforzando nuestro compromiso con los ODS.

ODS 5 – Igualdad de género
La igualdad forma parte de nuestra estructura organizativa. La compañía cuenta con una alta representación de mujeres en puestos de decisión, incluyendo la figura de Consejera Delegada. En colaboración con la Cámara de Comercio de Barcelona, hemos desarrollado y aplicado un Manual de lenguaje no sexista, implementado de forma transversal en toda la organización.
Este compromiso con la sostenibilidad se refleja también en diversas acciones integradas en la operación diaria. La digitalización de procesos permite optimizar recursos y reducir el consumo de insumos. Los eventos organizados por la empresa se planifican bajo criterios sostenibles, priorizando la eficiencia energética, la reducción de residuos y la elección de empresas proveedores responsables. A nivel interno, se desarrollan campañas para minimizar el uso de plásticos, promoviendo hábitos más responsables entre el equipo. Asimismo, Litoclean participa en iniciativas como la Ultra Clean Marathon en Vic, que combinan deporte, contacto con la naturaleza y recogida activa de residuos, reforzando el vínculo entre salud ambiental y acción ciudadana.
Cada gesto cuenta. Cada decisión suma.
Las pymes tienen un papel clave en la construcción de un futuro más justo, sostenible y resiliente.



